viernes, 6 de junio de 2008

Pasión vs intereses

Estaba viendo una película bastante interesante el otro día de la cual comentaré para no enredarme mucho solamente un par de escenas, donde una de las protagonistas expresa una mezcla de admiración y celos por la pasión con que una persona que estaba entrevistando vivía su vida. Reflexionaba entonces que ella quería ser así, quería tener algo porque vivir intensamente, y al mismo tiempo se maravillaba que esta persona no solamente fuera capaz de vivir así sino que había tenido no una sino una serie de pasiones a lo largo de su vida, mismas que descartaba como un par de zapatos viejos cuando lo aburrían o cuando por la razón que fuera pasaba y adoptaba una nueva. Esto me hizo a la vez reflexionar a mi mismo y más o menos concluír que esta persona no tenía pasiones sino intereses, argumentando para ello que las pasiones son más especiales, más únicas, y más bien de una vez en la vida. Me preguntaba a mi mismo entonces y concluía que en ese sentido yo era como el protagonista de la película, me dí cuenta que en realidad no tenía ninguna pasión en mi vida pero si bastantes intereses y que igual que en la película, les he entregado todo mi empeño sistematica e individualmente. Me preguntaba también entonces qué podría considerarse "mejor", si vivir la vida entregados a una pasión, enfocandonos como un laser vaya, o entretener una serie de variados intereses según las circunstancias que vayamos encontrando. Una pasión -me parece a mi- es lo que desencadena los grandes descubrimientos, no sé, una vacuna o algo así, lo cual no me suena nada mal aunque también lo encuentro limitante y peligroso, ya que uno podría pasarse la vida persiguiendo un objetivo sin lograr alcanzarlo jamás, mientras que tener y desarrollar varios intereses podría ser mucho más gratificante y enriquecedor, no sólo para uno mismo sino para las personas que uno va tocando a lo largo del camino. Claro que se podría decir también que uno puede tener varios intereses y dedicarse a ellos apasionadamente, entregarse por completo a cada uno, a veces hasta al mismo tiempo, y que en realidad la diferencia entre ambos pudiera simplemente ser qué tanto somos capaces cada quien de encontrar y entregarnos de lleno a algo suficientemente. Pienso que algunos intereses muchas veces por las más peregrinas razones no llegan ni siquiera a ser bocetos, mientras que algunas pasiones tarde o temprano no pueden hacer otra cosa que explotar desde lo más profundo de nosotros mismos, arrasando sin piedad cualquier otra distracción...

domingo, 1 de junio de 2008

Compartiendo a tu pareja

Me parece que pocas cosas tienen tanta carga emotiva que imaginar a tu pareja gozando en los brazos de otra persona. Aparte de que hombres y mujeres "sufrimos" al respecto desde diferentes perspectivas, no se puede negar que el tema es demasiado espinoso para la mente del hispanohablante promedio, y que una cosa es lo que en estos foros nos atrevemos a compartir y otra muy diferente la que nos guardamos en lo más profundo de nosotros mismos. Me parece incluso que nos lo guardamos tan bien a veces que hasta podemos llegar a creernos opiniones al respecto que nacen más bien del deseo de parecer tolerante y open mind, cuando en realidad quien sabe como reaccionaríamos si tuviesemos que enfrentar directamente dicha situación.

Viene luego en relación a esto las llamadas fantasías, o sea, que se piensa que mientras "sólo" nos imaginemos que estamos con otras personas pues entonces en realidad no hay problema, aunque inmediatamente me viene a la mente por qué es que se piensa que algún problema existe por principio de cuentas, o cual vendría siendo en realidad la diferencia.

Biologicamente, el asunto debe arrastrar bastante cola para empezar. Por más que de un breve tiempo para acá nos hallamos convertido en animales racionales, obviamente seguimos siendo basicamente viscerales en demasiadas situaciones, y como apunté inicialmente, pocas tan cargadas de emoción que "permitir" que nuestra pareja disfrute encuentros sexuales con alguien más. Luego viene otra losa inmensa que igualmente traemos a cuestas, a saber, cientos de años de condicionamiento cultural y religioso, y hasta peregrinamente, el tan influyente "que dirá la gente".

Pero acaso entonces, ¿puede un hombre de 50 años creer que su esposa de veinte no se imagina teniendo sexo con alguien más joven o viril? ¿Al menos de vez en cuando?

¿Puede una mujer pasada de peso creer que su pareja no sueña muchas veces con poseer a alguien más delgada o atractiva?

Y aun si la pareja es mayormente atractiva al mismo nivel: ¿Acaso la variedad de, no sé, un hombre negro, alto y musculoso no llega a la mente de una mujer blanca a veces? O en el caso de un hombre, ¿tener sexo con una chica asiatica delgadita y timida/coqueta?

Te permito otro novio/a.

Tuve una amiga/compañera de trabajo hace un tiempo que me platicaba que ella y su "novio" de toda la vida no tenían ningún problema con que ambos tuvieran otras parejas de vez en cuando. Se daban permiso vaya de explorar y mantener otras relaciones. Esto no era como los llamados swingers sino que su relación al parecer era demasiado tormentosa, al extremo a veces de mandarse mutuamente al diablo aunque en realidad se trataba de darse un descanso, para eventualmente volver a estar juntos un tiempo a la espera del siguiente round, durante el cual quedaba establecido de sobra que ambos tendrían otra pareja/sexo mientras tanto.

Luego estan los amores a distancia.

Bien sabido es que amor de lejos es... bueno para los cuatro. Personalmente yo tuve una relación bastante intensa hace un tiempo que terminó por esto precisamente, por el enfriamiento que la distancia necesariamente acarrea, y hoy que pienso en ella aparte de no tener practicamente ningún pensamiento negativo, me digo a mi mismo que no tendría ningún problema con volver a estar juntos, sexualmente especialmente. No que lo desee ni que tenga interés alguno en irla a buscar, lo que pretendo ilustrar es que en este caso no me importaría que obviamente quien sabe con quien ya haya tenido sexo. Otro asunto claro es imaginar o tolerar que por quien si se tiene un interés romantico actualmente haga lo mismo, aunque aun ahí el asunto no es tan blanco y negro.

Mi postura al respecto desde la última vez que consideré el tema ha cambiado entonces, y aunque sigo pensando que si es importante al menos para algunas personas mantenerse fieles, también he intentado reconocer y entender que al menos en algunas ocasiones esto no solamente no es posible sino probablemente ni recomendable siquiera. Siento que amar a alguien o buscar su bienestar general debería incluír una satisfacción sexual plena que no necesariamente a veces estaremos capacitados o dispuestos a ofrecer y que mi pareja, mi pareja de verdad, la mujer de mis sueños, es algo mucho más trascendente que una vagina cercada con engañosos letreros de exclusividad patética y cavernicola.