miércoles, 5 de marzo de 2008

La negra Tomasa y el especismo

La noble señora repatingó su corpachón en el sofá, como para sorber más a gusto su té.

-- Ven, Tomasa. Hazme compañía. Esta tarde se me ha hecho tan aburrida....

Tomasa se acercó al sofá, y no atreviéndose a sentarse junto a su señora, asentó sus enormes nalgas sobre la alfombra.

--- Señora, ¿puedo peguntale algo a usté?
-- Lo que quieras, Tomasa....
--- ¿Pol qué lo' negro somo' esclavo de lo' blanco'?
--- Ay, Tomasa, qué preguntas. Lo que pasa... lo que pasa es que esa es la ley de la naturaleza.
-- No entiendo, mi señora.
--- ¿Ya ves? --- dijo la señora esbozando una sonrisa pícara. --- A eso me refiero. No entiendes porque perteneces a una raza que no es capaz de entender ciertas cosas. Eres diferente. No es que seas mala, o fea. Nada de eso. Sólo diferente.
--- ¿Y cómo así?
--- Mira, los blancos hemos construido una civilización. ¿Sabes lo que es eso, no? Tenemos grandes edificios, tenemos libros, filosofía, orquestas, ópera, comercio, economía, ciencia, tecnología... en fin.... tantas cosas que tu raza, a pesar de haber vivido el mismo tiempo que la nuestra, nunca ha producido.
-- Bueno, eso e' cielto, pero...
--- Les hemos enseñado a tu gente a hablar una lengua culta, les hemos enseñado a adorar al verdadero Dios, les hemos mostrado toda una serie de cosas que ustedes jamás imaginaron. Los hemos rescatado.
-- Yo la quiero mucho, mi señora... pero a vece', no sé... me gustaría conocel Aflica, la tiela de mi madre, y no sé.... quedalme a vivil allí y ....
--- ¿Y qué harías en África, Tomasa? ¿Correr en taparrabos, con los senos al aire? ¿Morir de malaria? ¿Beber agua infestada de parásitos? ¿Andar descalza? ¿Nunca más ver una linda casa, un rosal, o copos de nieve?
--- Tal ve' tiene usté razón...
--- La tengo.
--- Pero entonce'.... me gustaría al menos podel ilme a donde yo quisiera aquí en ete paí... usté sabe, sel lible como dicen....
--- ¿Ser libre? ¿En este país?

La señora se acercó al borde del sofá, y acarició levemente la cabeza de la negra:

--- Un negro en este país, en libertad, sin un amo que lo cobije, viviría un verdadero infierno. ¿Acaso tienes propiedades? ¿Una educación que te permitiera vivir con dignidad? ¿Cómo te comprarías un terreno, una casa? ¿A qué escuela enviarías a tus hijos? ´Sobre todo, ¿cómo conseguirías escapar de la gente mala?

La señora tomó entre las suyas las manos de la negra.

--- Allá afuera hay gente muy mala, Tomasa. Tú no conoces el mundo. Hay gente encapuchada que persigue negros para quemarlos vivos. La gente los conoce como el Ku Klux Klan. Hay hombres que abusan de las mujeres negras. Otros que las meten a la prostitución. Y los de tu raza terminan alcoholizados, devastados por al sífilis, temiendo y dudando hasta de su propia sombra. Y yo no quiero eso para ti. Quiero que vivas aquí, en mi casa, alimentándote bien... ¿o no te he tratado bien?
--- Pos sí...
--- Te he tratado casi como si fueras una de los nuestros, una miembra de esta familia...
--- Así le oí hablar un día de su pelita.... que a ella la tlata como si fuera...

La señora se puso de pie, impaciente.

--- No seas insolente, Tomasa. ¿Cómo puedes comparar una cosa con otra? Hay diferencia entre una mujer y una perrita... como hay diferencia entre una mujer blanca y una negra. Todo en este mundo sigue un orden, Tomasa: Los perros no pueden tener los derechos de una negra, como la negra no puede tener los derechos de una blanca...

--- Y qué derecho tengo yo, mi ama?

--- ¡Derecho a mi protección! Te lo diré por última vez: Libertad en este país significa muerte. Libertad en África significa muerte también. Allá las tribus viven en guerra unas contra otras. Acabarías prisionera y vendida como esclava a amos mucho peores. Y aquí acabarías avergonzada en tu propia miseria, en una tierra extraña que sólo significaría algo para ti cuando vives al lado de un ama condecendiente como yo.

El té se había enfriado. Tomasa se había quedado callada.

--- Yo sólo soy una mujer entre miles de mujeres que poseen esclavos, Tomasa. Debes de entender eso. Yo no inventé la esclavitud, ni porque te conceda la libertad acabaré con ella. La esclavitud es parte de la vida.... así ha sido por generaciones.... así ha sido siempre. Si por liberarte acabara yo con la esclavitud de todas las buenas Tomasas que existen por ahí... y si tuviera garantías de que vivirías bien, de que no sufriríás, te liberaría en este mismo momento.... pero no las tengo. Tendrás que conformarte con mi compasión cristiana y hasta mi cariño. ¿Es que eso no te basta?

--- Quizá tiene razón, mi ama.
--- Siempre la tengo, Tomasa.

La señora se retiró a su habitación. Tras la señora caminaba la negra, siempre dos pasos atrás. Y tras la negra, la perrita.

"Todo tiene su olden en este mundo" se repitió Tomasa en silencio.... y sintió, por un breve momento, entre pecho y espalda, algo parecido a la felicidad...

Por Homínido.

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