miércoles, 5 de marzo de 2008

¿Viajamos solos por el cosmos?

Hace unos días miré por cable la película "Contact" protagonizada por Jody Foster. A grandes rasgos Jody interpreta a una científica especializada en contactar vida extraterrestre, notorio es su fino escepticismo y/o ateísmo. Resulta que en verdad una señal es localizada proveniente del espacio exterior y junto con una retransmisión de un discurso de Hitler en los juegos olímpicos de Berlín los mensajes incluyen planos precisos para la construcción de una máquina que llevará a un afortunado hombre o mujer en un viaje por las estrellas para "contactarse" con los emisores del mensaje. Grandes preparativos y paneles de selección son llevados a cabo para decidir quien podría "representarnos" más apropiadamente ante nuestros nuevos amigos cósmicos. Jody Foster busca ser la elegida pero un panel de "expertos" le pregunta entre otras cosas si ella creía en dios a lo cual ella responde que tan solo cree en aquello que sus sentidos puedan percibir, o que sea verificable por medios científicos, o sea, no creía en dios.

Claro que alguien más que nos representara "a todos realmente" fue elegido para el viaje para tan sólo morir horriblemente en una prueba preliminar gracias al sabotaje de un fanático religioso que se oponía a la realización de dicho viaje. Resulta entonces que una segunda nave había sido construída en secreto "por si acaso" y para tal Jody es elegida, gracias a que el patrocinador del proyecto era admirador de su trabajo científico. Se viene entonces el día del gran despegue y después de gran estruendo y rayos y luces por doquier, la esfera donde nuestra amiga se suponía de viajar a las estrellas tan sólo cae a la vista de todos a través del resto de la estructura al mar en un lapso de apenas unos segundos. Antes de eso los espectadores somos agasajados con un viaje fantástico a mundos y sistemas solares de belleza sublime en los que la Foster exclama extasiada: "Deberían haber mandado a un poeta". Llega entonces a un mundo mágico y virtual donde entre otros atractivos se encuentra nada menos que con una representación de su Padre muerto, que le dice que los corredores estelares por los cuales ella había llegado a ese mundo maravilloso ya "alguien" los había construido cuando "ellos" los encontraron hace Millones de años, y que desde entonces esa era la manera de contactar a nuevos mundos: Enviar una señal, los planos para la máquina, y la transportación de tan sólo una persona para ser testigo de ello, para una vez que regrese a su mundo propague el "mensaje" de paz y amor al resto de la población. Nadie le cree claro, ante un nuevo panel de expertos un juez le pregunta: "¿Acaso quiere que por fe creamos en lo que usted nos dice?" Ninguna prueba es sometida para excrutinio, ningún pedazo de material "alien", ningún video de todo lo que supuestamente había visto, y sobre todo, que ante los ojos de todos ella tan sólo había estado dentro de la nave por unos segundos, mismos que según la teoría de la relatividad a que ella apela, fueron realmente varias horas a través del cosmos.

La moraleja de la película entonces es que obviamente no estamos solos, que si hay "algo" más en "algún" lugar del cosmos, que la vida si tiene algún propósito, por ser definido "algún" día claro; y que hasta los ateos mas recalcitrantes pueden ser convertidos si son expuestos a suficientes "portentos," o si como en el caso de la Foster, elementos altamente emotivos como la imagen virtual de su querido Padre muerto son presentados. La atea racional había sido "convertida" ante los ojos de todo el mundo, crucificada intelectualmente a causa de la crónica anemia emocional de un mundo teísta, que con películas como esta, desesperada y pateticamente se aferran con uñas y dientes a la esperanza mas raquitica de un señor de blanco sentado en las nubes, esperandolos con los brazos abiertos para finalmente brindarles paz a su miseria existencial...

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